BOLOS ORALES DE CALCIO - RUMILIFE CAL24.
1 July 2019
Todos sabemos que el estrés por calor afecta negativamente tanto a la producción como a la reproducción. Por lo general, los productores preocupados por este problema colocan en sus establos ventiladores y rociadores para mantener frescas a sus vacas en lactancia durante el verano.
Debido a que las vacas secas no son productivas, a menudo se pasa por alto la reducción del calor. Pero ¿qué sucede cuando no protegemos a nuestras vacas secas del estrés por calor del verano? Recordemos que, durante este tiempo, la glándula mamaria sufre una involución y un desarrollo posterior, pasos necesarios para lograr altos rendimientos para la siguiente lactancia. Nuevos estudios de investigación de la Universidad de Florida mostraron que exponer a las vacas lecheras al estrés por calor durante todo el período seco reduce la producción de leche en la lactancia subsiguiente en un promedio de 10 libras por vaca por día en comparación con las vacas secas que fueron refrescadas.
¿Y qué pasó con el ternero? Debido a que las vacas que sufren estrés por calor a menudo paren antes que las que se refrescan, los terneros nacidos de estas vacas pesaron menos, tuvieron una transferencia pasiva comprometida y tuvieron más probabilidades de abandonar el hato prematuramente. Pero lo más importante es que el estrés por calor afectó la producción futura de las terneras: 8 libras menos de leche por día durante su primera lactancia y 7.5 libras por día menos durante su segunda lactancia en comparación con las nacidas de vacas enfriadas. Esto se traduce en aproximadamente 2,000 y 1,600 libras de pérdida de leche en sus primeras 35 semanas para la primera y segunda lactancia.
Pero el daño que causa el estrés por calor en las vacas secas no se detiene allí. Las nietas de las abuelas que sufrieron estrés por calor produjeron 8.2 libras menos de leche por día durante su primera lactancia, en comparación con las nacidas de abuelas que fueron protegidas del calor durante su período seco, cuatro años antes.
Para minimizar los efectos del estrés por calor, además de usar sombra, ventiladores y rociadores, la incorporación de rasgos como la estatura en el programa de reproducción podría ser otra herramienta que puede ser útil.
Estas vacas de tamaño más moderado convierten el alimento en leche de manera más eficiente, produciendo menos calor como proporción de la ingesta de energía, por lo que son menos susceptibles al estrés por calor. Esto sugiere que las mejoras en la eficiencia de la conversión del alimento en leche pueden compensar parcialmente las pérdidas de producción futuras resultantes del estrés por calor.
Las investigaciones muestran claramente que el estrés por calor en el período seco tiene un impacto negativo significativo en la economía de la finca lechera. Al enfriar las vacas secas, nos aseguramos una máxima rentabilidad en la siguiente lactancia debido a una mayor producción de leche, menos enfermedades después del parto y crías más sanas y productivas. Ahora es el momento de adaptar y evaluar sus estrategias de enfriamiento.
Connie Cordoba
GENEX - EEUU
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